Storyland, una experiencia a flor de piel

Storyland, una experiencia a flor de piel

Viajamos a Colombia para conocer la segunda edición del festival Storyland, donde Bazurto All Stars, Systema Solar, Nicole Moudaber y Nervo, fueron algunos de los culpables de que nuestra memoria haya sido perforada.

Artículos | Por DJ Mag Latinoamérica | 21 de marzo de 2017

El 4 de enero zarpamos a Colombia. Nuestro destino era Cartagena, la ciudad amurallada que, a principio de año, congrega más de ochenta mil visitantes, donde a ojo clínico, el 70% es llamado por la música electrónica, dejando el 30% para quienes están en busca de conocer más a fondo la ciudad o, simplemente, estar allí de vacaciones en familia.

A minutos de aterrizar en el aeropuerto internacional Rafael Núñez, en nuestro vuelo se respiraba un aire de fiesta, de familia y unión. Al notar que algunos de los pasajeros portaban camisetas de Brasil, Perú y Chile, donde estás, en su parte trasera resaltaban el nombre de artistas como Tiësto, Oliver Holdens o Nervo, sabíamos, allí empezaría nuestra aventura. Una aventura de la cual, no sabíamos qué iba suceder. Al aterrizar, varios de los pasajeros, felices por tener un viaje perfecto, empezaron a sacar sus banderas y moverlas de lado a lado, sacándose algunas fotos y vídeos, manifestando que el viaje de ensueño, el cual estaban a punto de vivir, apenas estaba surgiendo.

Cada año, Cartagena supone una nueva posibilidad de éxito, adaptándose a los sonidos electrónicos que lideran gran parte del mundo, sin dejar a un lado ese camino underground que la minoría necesita. Con muchos meses de trabajo atrás, la prueba de todo es el amplio abanico de géneros encapsulados en una base electrónica que no discrimina ninguna corriente musical y plasma la esencia de una ciudad caribeña, una esencia que se resume en un espectro musical incluyendo nuevas ofertas –sesiones–. Con las cosas claras, prepárense para conocer las olas en forma de ritmos bailables y melodías pegadizas que absorbieron a más de uno en el Storyland Festival, un espectáculo de tres días donde múltiples nacionalidades celebraron el día y la noche.

THE ACADEMY: LA PROMESA DE STORYLAND

A un día de iniciar el festival, los organizadores de Storyland optaron por crear un nuevo espacio en su segunda edición. Ellos, de la mano de los Países Bajos, apreciaron el interés del público colombiano por saber más de la música electrónica. Fue así como se originó The Academy by Storyland, –el hijo pequeño del festival– un encuentro que el 5 de enero ofreció oportunidades para los más entusiastas a la hora de incursionar en la música electrónica, marcando la diferencia entre los festivales del país. Entrevistas que iban desde KhoMha, hasta Sunnery James & Ryan Marciano, pasando por charlas de emprendimiento cultural, producción musical, showcases y la creación de un sello discográfico, fueron algunos de los ejes realizados entre el Palacio de la inquisición, Casa colombo-alemana y, Casa Museo La Presentación. The Academy by Storyland se refleja como un encuentro importante para las personas que están en la búsqueda de crecer como artistas, de sentirse a gusto con un sonido, de saber cuáles son las pautas para preparar un show, salir de tour y ‘viralizar’ la música en Internet, entre otras cosas más.

DÍA 1: ASÍ COMENZÓ TODO

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A pocos kilómetros de llegar al festival, dirigiéndonos por la vía hacia Barranquilla, el festival lanzaba un destello de luz –como cuando Batman reflejaba su escudo en el cielo para salvar Ciudad Gótica–, diciendo, inconscientemente, que estábamos a minutos de entrar en un mundo diferente, un mundo donde tres escenarios y más de cincuenta artistas, estarían haciendo bailar a gente de todo el mundo durante tres días, donde los beats rotos con descargas hipnóticas y posesivas, convertirían el primer día en un destino ideal para sentir el lado caribeño de Suramérica. Al ingresar, Heineken y su stage underground, era el escenario indicado para recibir a un público sediento con ganas de experimentar su primera o segunda estancia en Storyland. Allí, varias personas eran poseídas por Jose M & TacoMan, los embajadores de Intimo, sello y colectivo que organiza fiestas en Medellín. Posterior a este, al lado derecho, se encontraba la zona lounge auspiciada por Red Label; allí la energía era más groove, más tech, más crossover, más rumbera, –como para prender el alma, jugar vóleibol y tener un reencuentro adecuado entre amigos–  y luego,  de forma majestuoso, el main stage, un escenario de tres pisos de altura, el cual a primera vista, podría alojar más de diez mil personas. Con todos los escenarios identificados, nosotros, al igual que los asistentes, estábamos a la expectativa de saber y vivir en carne propia, la segunda edición de un festival que, en su primer lanzamiento, generó comentarios positivos, consagrando el país como un destino donde la experiencia festivalera tiene cabida para el público joven y adulto.

Una vez adentro, notamos cómo la gente se emocionaba por recorrer los diferentes stages, reflejando ansiedad y alegría por saber quién estaba tocando, o si el DJ favorito ya andaba en cabina soltando algún track posesivo –como esos que te quieren retener y generar un frenesí donde no sabes si parar o seguir. También, percatamos la indumentaria de grupos sociales, cuestionándose qué tipo de vestimenta usaban los demás asistentes –para unificar energías y crear un crew de dancers en el festival. La energía estaba a cien, y a lo largo del festival se notaba que no había discriminación y que todos eran un uno sin importar el idioma, color de piel, o la creencia con la cual hayan crecido. Allí, lo importante era bailar, entender la música y, con una simple sonrisa, demostrar lo especial que era el festival.

Banderas de México, Ecuador, Canadá, Paraguay, Jamaica, Argentina, Brasil, Holanda, y hasta Alemania, acompañadas de muñecos inflables y máscaras pintorescas de Toy Story, Anonymous y bebés gigantes, eran el cáliz de fuego para vivir cada momento mediante una dosis de música electrónica. En este punto, entendemos que el main stage estaba repleto. Con un gran crecimiento de fans en redes sociales, entendimos que las opiniones no se quedan en la web 2.0, y que la gente también quiere experimentar y ver sus sueños hechos realidad. Estábamos ahí, entre la multitud, bailando los beats sueltos de Sunnery James & Ryan Marciano, sintiendo el empujón de un fan feliz –bailando sin cordura–, el viaje que sus ídolos creaban desde el booth. También, mientras Tiësto, uno de los deseados del primer día estaba por montarse al escenario para a exponer ese trance que en su momento lo volvió el mandamás, notamos cómo algunas mujeres, ansiosas de llamar la atención del neerlandés, gritaban a todo pulmón el nombre de él. El aroma empezaba a cambiar y el sudor corría por el cuerpo de aquellos que se habían planteado en primera fila para capturar el opening set, dejando en el medio un aire más fresco, un aire donde las banderas y afiches emergían paulatinamente. Nosotros, felices por sentir el sudor de cada dancer y conmovidos por la lágrimas y gritos que soltaban algunos chicos al tener a Tiësto frente a sus ojos, nos fuimos hasta el final para tener un panorama más amplio de cómo el primer día culminaba, quedando con la sensación especial de que el festival empezaba a marcar un futuro.

DÍA 2: BAZURTO ALL STARS Y SYSTEMA SOLAR, MARCANDO DIFERENCIA

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Contentos de haber empezado el festival con pie derecho, teníamos la sensación de que el segundo día cargaba un aroma más folclórico, más alternativo. Durante el 2016, artistas como Nicola Cruz de Ecuador, King Coya de Argentina, y Dany F, Cero39, Las Hermanas, Bazurto All Stars y Systema Solar de Colombia, se fueron haciendo acreedores de un movimiento que está cautivando el lado europeo por usar sonidos folclóricos mezclados con champeta, cumbia y electrónica. Con esto en mente y con el timetable en mano, empezamos a programar nuestro recorrido, pensando en oír nuevas propuestas y en entender por qué en los últimos dos años, Latinoamérica se está volviendo un referente vital dentro de la música electrónica contemporánea.

Ansiosos de ir al festival y cautivados por el atardecer de la ciudad, organizamos nuestras cosas y nos cercioramos de no dejar nada atrás. Son las seis de la tarde, y nos informan que vienen por nosotros. Empezamos a sentir un pálpito de angustia. Queremos oír a Bazurto All Star y Systema Solar, pero no sabemos sí saldremos con el corazón roto o con lágrimas de felicidad. Recordamos que es la primera vez que un festival de música electrónica colombiano decide abrirle las puertas a los sonidos folclóricos de la región. Llegamos, pasamos los tres filtros de seguridad y nos movemos rápidamente al main stage. Allí están -Bazurto All Star-, son nueve las personas que conforman la agrupación. Entre trompetas, tambores, timbal, batería y piano, empiezan hacer algunas pruebas. Con su música empiezan a crear misterio y sueltan canciones pegajosas como ‘El Bololó’ o ‘La Pupileta’, consagrando el segundo día como el día del folclor. Ya con la energía arriba, Systema Solar arribó al escenario y hasta ahí llego el festival. El público fue secuestrado por su música y el main stage pasó a ser una fiesta tradicional, donde el sonido –imaginariamente– terminó siendo un ‘pick ups’ o picós, sistemas de sonido ambulante que activan las fiestas en los barrios populares de la costa. Era difícil no bailar. ‘Rumbera’ y una interpretación de ‘La Voladora’, retumbaron el corazón de los presentes con su ritmo, letra e instrumentos. Nosotros, intentábamos mover los pies, y aunque al principio la gente era reservada –al igual que nosotros–, poco a poco fueron soltando las piernas tirando pasos champetudos como “el espeluque”, “el caballito” o “la cometa”. Storyland dejó un mensaje claro: ellos quieren abrirle espacios a géneros que de una u otra manera se relacionan con la música electrónica. Si Teklife tiene su crew de bailarines, en Colombia, Systema Solar, demostró que aquí también es primordial mover las piernas y no las manos.

Contentos con el folclor transmitido, la noche seguía avanzando y nos preparábamos para el stage underground. Allí logramos apreciar las ondas Álvaro Ibarra y, una de las líneas más fuertes de techno auspiciada por Deraout, artista que le inyectó al público una descarga agresiva y densa, provocando en los presentes, un baile de principio a fin. Felices con lo que ofrecía cada artista, esperábamos la llegada de Oliver Huntemann. Por desgracia, el alemán no pudo llegar al festival, pero ahí estaba Nicole Moudaber con sus rizos ondulados y una mirada tranquila. La autora de Mood Records decidió cubrir el vació del artista y tocar más de tres horas, creando una historia de sonidos gruesos, voces hipnóticas y bajos atrapantes, ganándose el aplauso de un público que valoró su set como si no hubiera un mañana.

DIA 3: EXPERIENCIA A FLOR DE PIEL ¡GRACIAS!

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La historia con los festivales son como las de amor: siempre tienen un inicio y un final. El último día nos recibía con vientos fuertes y un sol cálido. Sabíamos que estábamos cerca del final y queríamos disfrutar al máximo el cierre. Al llegar, quisimos darle una última mirada al festival, para ver qué había cambiado desde la primera llegada al recinto. El escenario underground había cambiado su pantalla led por unas gigantes letras que decían en mayúscula sostenida, Storyland. Al otro lado, las pantallas del main stage estaban más abajo de lo normal. Esto debido a los fuertes vientos. Pero eso no fue ningún impedimento, al final, todos estábamos allí por la música, como Daniela y Laura, las dos chicas que ganaron nuestro concurso organizado en Facebook. Ellas, quienes hace tres años no se veían, porque una reside en Bogotá y la otra en Cali, nos cuentan sobre su amistad y entusiasmo por llegar a Storyland. “Cuando vimos el concurso, nos animamos y participamos ayudándonos mutuamente, ya que solo ganarían dos personas” nos dicen. “Cuando ganamos empezamos a planear cada día, haciendo carteles, uno para Tiësto, otro para Oliver –que no pudo asistir al festival–, y para el tercer día, teníamos dos cabezas en yeso con forma de las NERVO, y un cartel que decía: “Will you be my new #bft?”. Ellas estaban preparadas para cerrar el festival con broche de oro, inclusive, fueron al aeropuerto para verse con Mim y Liv y transmitir su encuentro. “Ellas, súper agradecidas con el cariño que les transmitimos, nos tomaron varias fotos y nos grabamos desde su Snapchat… pero nunca quedamos en que nos iban a subir a la tarima”. Ellas estaban en su mundo. Con los cascos, eran la sensación del festival. Todos querían sacarse una foto y admirar el diseño de los cascos.  “Tratamos de que quedáramos de primeras en el público, para que las NERVO nos vieran. La verdad, sentíamos mucha emoción cuando ellas salieron a tocar su set porque nos señalaban mucho y nos sentíamos súper emocionadas. Al rato, el manager fue hasta el público y nos dijo que subiéramos. A mi amiga la subieron primero, porque ella llevaba una de las cabezas, y yo llevaba el cartel. Tuve que pasar tres filtros para que me dejaran subir” prosigue. Mim me vio con el cartel y me reconoció, entonces  me señaló y dijo: “Come on”, y ahí fue que me dejaron subir al escenario”. Está claro que la experiencia de Daniela y Laura, quedará perforada en su mente y será una de esas historias que en un futuro, podrán contar a sus hijos.  “Fue una experiencia increíble al ver tanta gente al frente saltando y sintiendo la misma emoción de uno” nos cuentan antes de irse.

Esos que experimentan el Storyland, saben por qué es un festival mainstream diferente del resto y por qué ubica a Colombia dentro del circuito electrónico internacional. Con ir una vez, siempre querrás volver.

Texto: @MauroAtenciaM