Existe en el mundo entero una fiebre por las fiestas Afterlife. En cada punto del mapa que el evento baja, los espectáculos se ofrecen en predios gigantes repletos, en medio de grandes ilusiones y debates acerca de la calidad de esos shows y de porque convocan a cada vez más jóvenes. Claro que todo eso ocurrió también en nuestro país, donde los fundadores del sello y coequipers de Tale Of Us, Matteo Milleri y Carmine Conte, generaron tres impactantes funciones durante semana santa, alcanzando uno de los puntos musicales más altos del 2023.
Jueves 6 , viernes 7 y sábado 8 de Abril , un enorme muñeco cabeza abajo fue la constante imagen proyectada por la pantalla gigante de dimensiones más asombrosas que Buenos Aires haya conocido alguna vez. Ese símbolo de Afterlife significa un hombre lanzado hacia el infinito, que representa el viaje hacia lo desconocido. La música que los artistas reunidos por este sello crean e interpretan nos remonta también a ese concepto mediante sonidos inquietantes, riffs misteriosos: música diseñada para despertar el alma del oyente. Y todo enhebrado por los bombos repiquetados de un techno que mezcla furia y melodía.
Luego de – hace meses – agotar en pocas horas los tickets para la primera función, se agregó una segunda fecha, que corrió con la misma suerte. La tercera fue la posibilidad perfecta para que – casi – nadie se quedara con las ganas. No solo de presenciar en Argentina uno de los eventos más esperados de la escena mundial sino también para ser parte de esa atmósfera audiovisual que tanta intriga despierta en cientos de videos por redes sociales y piezas de YouTube. Se trata de las visuales creadas por el artista digital Alessio De Vecchi. Fabulosos cyborgs y humanoides que recrean las profundas melodías de los DJs de Afterlife durante todo el show, que proponen un paisaje futurista donde la tecnología, la humanidad y la naturaleza conviven en balance armonioso. Una especie de utopía en donde estos robots no solo sorprenden por la emoción que el público experimenta frente a lo desconocido, sino también por el mensaje de respeto, conciencia y amor que decanta de la historia narrada.
El climax de este novedoso maridaje entre visuales inmersivas y melodías abismales fue encarnado por Mrak y Anyma, los proyectos solistas del monstruo bicéfalo Tale Of Us.
El viernes, Carmine Conte regó Mandarine Park con siniestros ritmos bélicos, aliviados con vocales esperanzadoras y bailes espesos. We Don’t Follow fue un live set en donde fusionó la música electrónica con vocales en vivo e instrumentos musicales.
La última noche, la de la consagración final, Matteo Milleri a través de Anyma, aproximó a todos a una alucinación generalizada a fuerza de creaciones sonoras y digitales, fusionando robóticas conexiones en una experiencia esclarecedora: Genesys. Matteo irrumpió con un show inmersivo y sensorial que contaba con visuales robóticas y futuristas que se fusionaron con las vocales en vivo de Sevdaliza, una cantante, productora y artista visual iraní. Muchos lograron entender allí porque son tan fanáticos de Afterlife.
Exquisitos artistas como Massano, Kevin de Vries, Colyn, Recondite o Camelphat fueron parte de la alquimia porteña. Tale Of Us aprovechó al máximo esta épica espiritualidad triplicada en noches otoñales de alta temperatura y cerró junto al amanecer del Río de la Plata, espectáculos que fueron más allá que solo música electrónica. Es que los italianos lograron lo imposible. Eso de hacernos acordar cómo será el futuro que aún no hemos vivido.