Amparo Battaglia, conocida tanto en el circuito electrónico y en las artes plásticas como Catnapp, es la argentina que desde su país natal comenzó a impactar la escena underground con su propuesta sonora. Sus primeros pasos musicales y artísticos le permitieron abrir un camino al expresionismo emocional y los ritmos intensos donde su voz se convirtió en un elemento clave al momento de acercarse a su música.
Comenzó autoeditando su música como artista y productora musical donde su audaz composición y estética milenaria de vanguardia le permitió firmar con uno de los sellos más aclamados del género como Monkeytown Records. Es un sello en el cual muchos artistas sueñan estar para explotar más su interés musical y lograr llevar su sonido a otro nivel, un nivel que la misma Amparo ha ido alcanzando y mejorando: sus producciones se volvieron cada vez más distintas, sus canciones cada vez más elaboradas y su estilo de interpretación fue ampliamente reconocido, llevando a pasar por diferentes festivales y clubes reconocido alrededor del mundo.
Aprovechamos la vista de la artista por Latinoamérica para conversar un poco sobre ella y su visión de la música e interpretación.
Para empezar, me gustaría que hablemos un poco sobre el tema de las ideas. Para ti, ¿es necesario que haya ideas concretas, o lo que algunos han llamado una ‘visualización’ del trabajo terminado? ¿Cómo es para ti el equilibrio entre la planificación y el azar de un trabajo?
Hay poca planificación, o sea existe la planificación, existen las ideas y a lo que apuntó a hacer, pero después, en el proceso, eso cambia mucho porque las cosas que van pasando o quizás quiero hacer algo en concreto, pero cuando voy al estudio me doy cuenta que… no sé, que la canción feliz que quería hacer no la puedo hacer porque realmente no estoy feliz o viceversa. — Piensa — No me sale mucho trabajar con conceptos pre planeados y si lo hago al final no suele funcionar muy bien — dice entre risas — así que sí, hay mucho de improvisación en realidad en lo que hago cuando produzco. Es más o menos ver qué sale.
En esa idea de visualización, ¿tienes ciertos rituales para ponerte en la mentalidad adecuada para crear? Por ejemplo, ¿qué papel juegan ciertos alimentos o estimulantes como el café, la iluminación, los aromas, el ejercicio o la lectura en tu música?
Café 100%. Tengo que tener mi taza de café para producir, porque si no, no puedo, nada más, en realidad no consumo otras cosas para producir. Eso sí, tiene que ser un lugar muy ameno. Por ejemplo, yo tengo mi estudio que es muy alejado, como un poco aislado de la ciudad donde no me tiene que interrumpir nadie y no tengo que tener distracciones alrededor, y así puedo saber que tengo todo el día entero para poder hacer eso, es decir, como que si tengo algún compromiso a veces me pongo como, por ejemplo: producir antes y después tengo que chequear los emails o tener una reunión; y si estoy apurada a la hora de producir, no me sale, por eso tengo que estar libre.
Cuando empiezas a crear y componer, ¿qué tan difícil es esa primera línea de texto, la primera nota? ¿O cómo es tu proceso al momento de crear una pieza?
Es bien improvisado. Digamos… si me está pasando algo en particular que esté haciendo que me inspire y que quiera escribir sobre eso, es un poco más fácil, como que ya las ideas salen solas — dice entre risas — Aunque depende del día, a veces cuesta un montón y otros días es muy fácil. Lo que es más difícil para mi es escribir las letras, porque siento que es mucho más personal que hacer una melodía o que hacer un beat, o sea es una palabra, literalmente palabras que tienen un mensaje muy directo y hay muchas inseguridades que juegan también en eso.
Muchos escritores han afirmado que tan pronto como entran en el proceso de la creación, ciertos aspectos de la narración se les escapan de las manos. ¿Te gusta mantener un control estricto sobre el proceso o tienes la sensación de seguir las cosas hacia donde te lleven?
Hacia donde me lleven en un 100%, o sea a veces trato de tener el control sobre ‘quiero que el álbum trate de esto’, ‘quiero escribir sobre esto’, pero a veces se puede y otras no, y muchas veces elijo el concepto o veo el concepto después de terminar el disco, porque ahí veo que fue lo que hice y digo: ‘Ah, ok de esto se trata’, pero si quiero como escribir de algo en particular, al final me terminan saliendo otras cosas, como que el inconsciente me lleva a otra parte
Especialmente en la era digital, el proceso de escritura y producción tiende al infinito. ¿Qué marca el final del proceso para ti? ¿Cómo se termina una obra?
Cuando me gusta — se ríe —, porque hay mucha gente que le cuesta mucho eso. A mí no me cuesta hacerlo, es muy natural, es como que directamente si suena bien, si me gusta: lo termino. No sé cómo más responderte.
Las posibilidades de las herramientas de producción modernas han permitido a los artistas realizar sonidos cada vez más refinados o extremos. ¿Hay algún sonido que personalmente te gustaría crear pero que aún no has podido?
Un montón… Siento que aún me faltan muchas habilidades técnicas que me gustaría tener. Admiro mucho a la gente que ve miles de tutoriales en YouTube y aprende las cosas, y las hace. A mí me da mucha pereza aprender cosas nuevas. Me gusta más sentarme y producir, pero siento que me gustaría tener muchas más herramientas técnicas para poder planear una canción y llegar a ese lugar o a esa meta, porque también parte de lo que me impide llegar a esa meta es una falta de conocimiento, me falta la paciencia quizás de sentarme a aprender. Porque hay mucho por aprender y es abrumador en un punto.
Derek Bailey definió la improvisación como la búsqueda de material infinitamente transformable. Independientemente de si estás o no de acuerdo con tu perspectiva, ¿qué tipo de materiales se han vuelto particularmente transformables y estimulantes para ti?
Me gusta mucho utilizar samples, es de lo que parto siempre, como que agarrar pedacitos de canciones de otras personas o sonidos que me gustan y transformarlos completamente y, a partir de ahí, jugar con eso, como que me sale mucho más hacer eso que ponerme a cantar o improvisas letras, como que me da más agarrar un cachito (pedazo de sample), darle vuelta y transformarlo en otra cosa.
Entrevista por Camilo Bernal y Mauricio Atencia.