Diego Cid: “Yo no le puedo negar a nadie entrar al underground”

Diego Cid: “Yo no le puedo negar a nadie entrar al underground”

El veterano DJ y productor habló con nosotros acerca del presente que vive con sus diferentes proyectos activos.

Artículos | Por DJ Mag Latinoamérica | 09 de enero de 2019

Con Urban Groove más vigente que nunca, encabezando ciclos nocturnos y la misma determinación de siempre, Diego Cid cerró una gran 2018. Hablamos con uno de los principales impulsores de la escena techno en Buenos Aires para que nos cuente por dónde anda en la actualidad. Esto nos dijo…

 

Hola, Diego. ¿Cómo estás?

“Todo muy bien, por suerte.”

 

¿Cómo andan las cosas? Estas con muchos proyectos, como siempre…

“Desde que tengo uso de razón, siempre estuve metido en muchas cosas a la vez. Actualmente, cerramos temporalmente Submerged para reagrupar porque después de siete años, uno se va cansando. Además, queremos conseguir gente nueva y renovar ideas. Vamos aprendiendo y evolucionando continuamente.”

 

Naciste en un mundo completamente analógico, sin herramientas de comunicación digitales…

“Si, a los 14 años era DJ en fiestas de amigos. Puse rock, música disco, rock sinfónico, rock nacional… ¡Pasé por todas las etapas! Siempre digo que después de la generación de Pato C y Alejandro Pont Lezica, viene mi generación y que, actualmente, ya hay muchos retirados aunque quedan DJs como Diego Rok, Carlos Alfonsin, Sergio Athos y algunos pocos más. Empecé muy joven y a los 18 años ya era residente de una discoteca. Ponía música para gente más grande.”

 

Fuiste alguna especie de nexo entre generaciones.

“Claro, me pasa ahora que los que me escuchaban antes, ahora me piden que anote a sus hijos en las listas, así que imaginate como ha pasado todo. La pasión por la música electrónica empezó con los primeros temas de house y los primeros temas industriales. Me daba cuenta que me gustaban las secuencias y seguía bandas como Alan Parsons y Kraftwerk… El krautrock siempre me gustó. Todo ese camino me iba llevando a que me guste la electrónica, indefectiblemente.”

 

¿Cómo te nutrías de ese material en ese momento desde Argentina?

“Me nutría por el hambre de querer escuchar algo nuevo. Había disquerías que tenían material importado y nacional en Buenos Aires. Yo compraba las dos cosas. En sellos nacionales se editaban discos como Krafwerk, Clan of Xymox, etcétera… El material importado que se conseguía era, más que nada, música disco, reggae, folk americano y hip hop pero, sobre todo, la música disco que no era fácil de conseguir en Argentina. Acá sólo editaban compilados de Pato C o Gapul, por ejemplo. Mi abuelo me compraba simples. ‘Vení que te compro algo’, me decía. ‘¿Qué querés?’. ‘Un disco’, le decía yo, obvio. Mi abuelo le decía al de la disquería que me de los dos últimos discos que habían llegado y eso de ‘los dos últimos discos que habían llegado’ fue algo que me marcó sin querer en mi proceder a la hora de buscar música. Siempre estoy buscando música nueva. Hoy en día, no pongo techno old school, pongo techno actual. El abuelo Bechi me dio esa sed de querer buscar algo nuevo, combinaciones nuevas y diferentes… Creo que mis ganas nacieron ahí.”

 

“Hoy en día, no pongo techno old school, pongo techno actual.”

 

Y en esta era de la sobre información… ¿Cómo te llevás con lo nuevo? ¿Cómo llegás a la música?

“Busco todo por internet. Voy muy poco a las disquerías… Si tengo que usar vinilos, recurro a mi vieja batea porque tengo muchos vinilos y nadie se acuerda que los puse alguna vez. Sobre todo, los new generation. Eso es algo con lo que me gusta identificarme: elegir música atemporal. Nunca me caractericé por poner sonidos de moda. Adaptarme a las nuevas tendencias no me pareció nada difícil gracias a mi amigo Alejandro Delgado que me introdujo en el mundo de las computadoras. El primer sampler que hubo en Argentina, o el segundo, debe haber sido mío. Compré un Ensoniq EPS y me acuerdo que venían muchos colegas a mi casa a ver qué era un sampler. Creo que ahí nació mi costado didáctico, dando clases a muchos colegas… Me acuerdo que con el sampler, pedales y una consolita de cuatro canales empecé a hacer mis primeros tracks en el año ‘89. Después, ya en el ’91, me junté con Diego (Roca) que ya se había comprado un par de máquinas. Con mis cosas y las suyas, juntamos un poco de tecnología MIDI y empezamos a hacer música. Desde ese entonces, nunca me pareció difícil estar al tanto de la música porque siempre la fui haciendo.”

 

Siempre fuiste detrás de los avances tecnológicos, agiornandote… Nunca quedaste atrasado.

“No, de hecho, ahora, con Diego, después de pasar varios años de una etapa netamente digital estamos volviendo a lo análogo, comprando nuevamente las máquinas que nos interesan como la TB-303, la 909, la 808… Porque lo tuvimos análogo, lo pusimos todo en VST cuando nos agarró la ‘tecnología vaga’, como le digo yo, y volvimos a lo análogo. La música es una pasión. Una profesión que mezcla la parte profesional y la pasional artística es complicada de llevar. Pero, bueno, yo solito me metí en esto…”

 

“El primer sampler que hubo en Argentina, o el segundo, debe haber sido mío.”

 

¿Siempre tu trabajo estuvo relacionado a la música o tuviste otros trabajos?

“He hecho de todo… Ahora doy clases y sigo con mi carrera de DJ y productor. Muchos me preguntan cómo hice treinta años para vivir de esto y yo les digo que no fueron 30 años de esto sólo. Actualmente, lo que hay que pensar es: primero, por cómo está el mercado ahora, es tomártelo como un hobby. Cuando lo desarrollás un poco, será un hobby profesional por el que empezás a cobrar. Cuando ya el hobby supere tu sueldo, es el momento de pensar si largar el trabajo actual. Es más difícil tirarse a la pileta, como cuando lo hice de joven. Hay que pensarlo diferente en estos tiempos”.

 

¿Por qué?

“Siempre me gustaron los equipos y la música, y era DJ desde el colegio y, por suerte, tenía el apoyo de mis viejos.  Si me preguntaban qué quería para mi cumple, les decía ‘una bandeja’, ‘púas nuevas’ o ‘más discos y más discos’.”

 

¿Y que haya tantos jóvenes intentando y que resulte tan complicado llegar a convertirlo en una profesión lo ves como algo bueno? ¿Era más fácil antes conseguir alguna fecha?

“No te creas. ¡Era mucho más difícil! Ahora, si le ponés ganas, en algún bar te ponen las compacteras y ponés música. Pero antes, discotecas que me gustarán a mí, había una. Me juntaba con unos amigos del barrio que iban a ese club cuando yo era menor, y me hacían entrar en la discoteca Rainbow que quedaba en Santa Fe. A esa discoteca he ido varios años. Conocía a todo el mundo, incluídos los dueños, pero cerró antes de que yo pudiera tocar. Entonces, en el próximo Rainbow, que fue en Blanco Encalada, en Belgrano, me pusieron de residente porque cambió la generación. Los DJs residentes de antes dejaron y tuve mi lugar. Tuve que esperar a que cambie una generación para subirme a la cabina. No era algo tan fácil. Me gastaba todo en vinilos. Siempre me gustó la competencia sana y quería estar preparado.”

 

“Tuve que esperar a que cambie una generación para subirme a la cabina. No era algo tan fácil.” 

 

Y, hablando de la competencia sana, ¿cómo ves la escena hoy?

“Quizás, hace algunos años, la generación posterior a mí me vio muchos años arriba de una cabina. Eso desgastó un poco y empecé a perder terreno, aunque siempre fui una persona que se supo reinventar. Si no, no me estarías haciendo esta nota y lo agradezco. Muchos colegas de la siguiente generación, que se habían nutrido de DJs como yo, empezaron a hacerme a un lado. Se dio diplomáticamente, con respeto y no lo hicieron de mala onda, sino que se trató de una omisión para poder destacarse ellos, era totalmente lógico. Esa generación pensaba que los DJs como yo habíamos llegado al tope de nuestra evolución y creatividad. Por eso, cuando dominaron el mercado, no nos dieron mucho espacio a DJs de la primera oleada electrónica denominada ‘old school’. ‘Old school’, entre comillas, porque yo no pongo nada de musica ‘old school’. Entonces, ¿qué pasó? Tuvimos que esperar otra generación más, que es la de ahora, que sí nos abrió las puertas nuevamente.”

 

¿Por qué creés que pasó?

“Creo que porque tienen más hambre de saber y no tienen ese recelo de que les pueda hacer sombra. Al contrario, que yo esté junto a ellos les suma. Actualmente, estoy de residente en un ciclo de techno llamado Wertz y, también, me convocan como invitado en muchísimos ciclos y clubs En los últimos tres o cuatro años me he reencontrado con mi estilo y con mi gente. Siempre digo: el underground, si bien lo formamos con Diego Rok, DR Trincado, Carla Tintore y Urban Groove -y algunos otros más, por supuesto- no nos pertenece. El underground no le pertenece a nadie y nadie me va a negar estar ahí ni yo le puedo negar a nadie entrar al underground.”

 

Son ciclos, ¿verdad? Lo mismo que hablabas de la tecnología…

“Claro. Es el biorritmo natural. Para evitar los altibajos típicos del artista, siempre organicé mis propios eventos. Creo que es fundamental para colaborar con nuestra cultura. Siempre tuve la mente bien abierta para invitar a la gente de antes y la de ahora. Como Submerged, que es una conjunción. A veces, me preguntan cómo hago para meter en una cabina a uno de tal bando y a otro de tal otro bando, y la verdad es que a mí no me dicen nada. Ellos vienen y tocan, y saben que el ciclo es open mind. Tocan juntos en mi ciclo y después por Facebook se tiran con todo (risas). Es lo que pasa cuando hay muchas cosas. Algunos son más celosos y cerrados… Pese a todo, esto hace crecer nuestra escena y es bueno.”

 

“El underground no le pertenece a nadie y nadie me va a negar estar dentro ni yo le puedo negar a nadie entrar al underground.”

 

Hablemos un poco de Submerged.

“Submerged nació en Bahrein con el mismo concepto que hice Club Caniche o el mismo Fledermaus, que fue de las primeras cabinas en abrir las puertas a DJs que no eran residentes. Osea, antes de los noventa te subías a una cabina si eras residente de otra discoteca por intercambio o si eras un amigo de tal. Si no, era muy difícil subir a una cabina a puro talento. El cambio que hice tiene que ver con eso, cuando armé las primeras cabinas abiertas. Así se formó Urban Groove y es un concepto que seguí siempre y que pasa hoy en Submerged, que le abre la puerta a algún alumno mío que veo que tiene condiciones para tocar o me manda  material gente que no conozco y, si me gusta, intento programarlo en algún momento. No me gusta perder a los artistas de perfil bajo en donde hay mucho talento, generalmente, y se codean en cabina con artistas como Sergio Athos y Diego Ro-k, Xhei, Mariano DC, Jam On, Magoo, L’Inspecteur, Miguel Silver, Luis Nieva, Juan Pryor, Leonel de Paoli, Fuocco, Mclaren… Submerged es un 60% techno, un 20% house y lo que queda es un poco de acid y electro. Siempre que desarrollé algún club o alguna fiesta, el sonido fue por ahí, con algunos breaks.”

 

Y con Urban están bastante activos hoy… ¿Cuánto de Urban Groove hay en la carrera de Diego Cid?

“Es parte de mi vida. Es difícil porcentualizar eso… Igual que D+D e igual que Diego Cid. Creo que diría que podría dividirlo en tres, tranquilamente.”

 

Esas tres patas de tu carrera no se pueden separar…

“Inseparables, exactamente.”

 

Ahora, volvieron a producir con Urban, tuvieron algunos shows y ahora se vienen otros… En 2013 también habían asomado. ¿Cómo fue eso?

“Fue así: En los años 2000, al ser un grupo muy numeroso, cada uno quería tener su momento individual y era súper lógico. Algunos se fue a Europa y otros se abrieron con su proyectos personales, hasta que quedamos cinco de los ocho. Hicimos algunas cosas más, editamos algún disco, hicimos un show en Buenos Aliens de cinco bandejas y se terminó de la mejor manera. Yo, ahí, me fui a Europa, también. Con el tiempo, vino la explosión de las redes sociales y empezó a haber un pressing de la gente por querer vernos juntos nuevamente. Para la época de los 2000, yo era el único del grupo que producía. Aunque los demás colaboraban con muchas ideas y opiniones en la producción, todo salía del estudio de D+D, con ayuda de personas como Diego Rok, Leonel Castillo y Carlos Shaw. Actualmente, en la producción de “Ritmos De Pista”, la realidad fue otra porque todos son productores. ¿Qué pasó? En 2013, hicimos un disco que fue el peor de la Urban. ¿Por qué? Porque la gente estaba presionando para que volvamos y cada uno estaba en su mundo… Entonces, dijimos: ‘hagamos un disco porque no vamos a salir a tocar sin nueva música’. Cada uno hizo una canción en su estudio y las juntamos. Eran todas muy diferentes. Parecía un compilado más que un disco. Nunca me llenó. Inclusive, mi tema de ese disco me parece horrible. Pero bueno, hicimos un show que sí estuvo muy bueno, mezclando lo análogo con lo digital. Estuvo muy interesante pero era muy costoso de armar así que se cayó todo eso. Y el disco quedó ahí… Con el tiempo, apareció una persona que quería hacer unas fiestas en La Plata -que, finalmente, no se hicieron- y eso hizo que nos juntáramos con ese motivo. Ahí salió la idea de hacer un nuevo disco en donde propuse un cambio en la producción: la condición era que nos juntemos todos en un estudio y que todos metamos mano en todos los tracks. Así salió el mejor disco de Urban Groove en doble LP en vinilo, por el sello Beathey, al cual estamos agradecidos por el apoyo total que recibimos de parte de ellos. Sobre todo, de Julian Sorsaburu. Con ese envión, seguimos produciendo material, sacando una edición por el conocido sello Ilegal Alien y, actualmente, un nuevo vinilo en formato EP por el sello suizo Kumquat, llamado ‘Visit Venus’.”

 

Diego Cid

 

Es una evolución que aporta algo completamente distinto. Qué todos aporten sus ideas cambia las cosas.

“Cada uno de nosotros aportó ideas con sus propias manos en este disco. Eso es lo divertido. Además, fue un buen encuentro con amigos. Un momento muy lindo porque abarca más allá de lo que es la música.”

 

¿Y lo tocaron?

“Si, pero no salimos a hacer el show de las máquinas. Hicimos un DJ set clásico, en donde pasamos música todos, un rato cada uno. Pusimos el disco, claramente, y sumamos algunas máquinas pero, prácticamente, tocamos un 80% de música nueva. Y un poquito de temas clásicos de la Urban.”

 

¿Cuán importante es Urban Groove para la escena argentina?

“Urban Groove fue la primera expresión de techno puro de Argentina. Si bien nos podríamos poner puntillosos y decir que yo ponía minimal techno, acid y electro, y otro decía que ponía techno británico… Era techno. Era una noche de techno puro. Yo viajaba mucho porque trabajaba en una distribuidora vinilos y muchos empezaron a viajar también y eso nos dio una cantidad impresionante de información de música underground. Eso fue Urban Groove. Impuso un sonido, un sonido que se escucha hoy en Under Club, en Cocoliche y en el 90% de las fiestas o ciclos de techno en Argentina. Te diría que influenciamos bastante a la escena sudamericana, la cual tiene sus raíces en Urban Groove. Si te pongo un set de antes del Panteón o de K2, vas a encontrar un montón de similitudes con lo que suena hoy, porque es atemporal. Porque cuando imponés algo, es porque es diferente.

 

¿Y con Diego Rok también estás haciendo algo?

“Con Diego estamos con D+D siempre y para siempre. D+D es mi casa, mi lugar de experimentación. Me siento seguro, completo, los discos de D+D son obras de arte. Creo que todo lo que fue previo a la explosión de Urban, lo gestamos con Diego, con quien viajábamos continuamente y con quien, hasta hoy, producimos continuamente. Nos metemos en el estudio, por lo menos dos veces por semana. Todos los días hacemos algun track, charlamos de música, acomodamos vinilos, compramos una maquina nueva, debatimos manuales, fechas… Somos amigos de esas amistades únicas que hay que valorar y alimentar. El próximo material de D+D a editarse sería en el sello italiano Frequenza.”

 

¿Sentís que seguís vigente?

“Cuando me miro al espejo dudo (risas). Pero, musicalmente, siento que sí. Yo creo que está bastante bien lo que hago. Confío en lo que hago.”