El legado de Florian Schneider

El legado de Florian Schneider

Un repaso por la vida de uno de los genios detrás de Kraftwerk.

Artículos | Por Hernan Pandelo | 06 de mayo de 2020

Falleció Florián Schneider y salí corriendo a buscar mi libro «Future Days» de editorial Caja Negra que escribió David Stubbs sobre los inicios de uno de los géneros musicales más revolucionarios que tuvo la segunda mitad del siglo XX, el krautrock. Necesitaba recordar todas esas cosas que me había generado.

Hace algunos años, cuando lo leí, me sorprendió descubrir que, en sí, la gestación del género krautrock no tenía una relación directa con las máquinas de ritmos y los sonidos electrónicos y toda esa mezcla de conceptos tenían que ver con la increíble influencia que Kraftwerk tuvo sobre la música popular tal como la conocemos hoy en día. Y que, a su vez, Kraftwerk evitaba que la gente los relacione con el krautrock aunque, como pueden ver, el libro dedicado al género contaba con una parte importante dedicada a esta banda. Techno, hip hop, post punk, industrial, el electropop, todo, absolutamente todo, tuvo como catalizador al grupo que Florian Schenider y Ralf Hütter crearon en 1970.

Nacidos con un año de diferencia – Hütter en 1946 y Schneider en 1947-, ambos formaron parte de una generación de jóvenes alemanes desencantados con sus padres luego de la Segunda Guerra Mundial y con una sociedad que parecía haber adoptado costumbres casi sin pensarlo, con música que no tenía orígenes en ninguna parte de Alemania y éxitos televisivos más cercanos al Western norteamericano que otra cosa. No querían ser los próximos Beatles, y vaya si lograron diferenciarse.

Florian era hijo de un reconocido arquitecto llamado Paul Schneider-Esleben. Venía de una familia adinerada y tuvo la oportunidad de estudiar música clásica en el conservatorio Robert Schumman, acción que años más tarde lo llevaría a encontrarse con Hütter y crear una de las sociedades musicales más revolucionarias de todos los tiempos.

Desde que compraron sus primeros sintetizadores en el año 1972, nada volvió a ser igual. Lentamente, las máquinas fueron ganando terreno en su musica, junto a un inteligente sentido del humor que se combinaba con una burlona imagen kistch. Fue desapareciendo el sonido de la flauta que Schneider tocaba en los primeros lanzamientos junto a Hütter y los otros músicos que fueron y vinieron en la formación de lo que luego terminó por consolidarse como Kraftwerk, por donde pasó también el icónico Klaus Dinger, quien más tarde formaría la legendaria banda de krautrock Neu!.

Ya en 1974, el álbum «Autobahn» los llevó a otro plano, a generar esa sensación de que los integrantes de la banda no nacieron en este planeta. Algo que luego tomaría más fuerza en cada uno de los shows que darían en vivo. Si bien la repercusión del disco a nivel local no fue nada del otro mundo, de pronto, pasó a ser un éxito en los Estados Unidos -sobre todo, en las radios de Chicago- y, para 1975, una versión de 4 minutos de la canción que daba título al álbum se convirtió en un adelanto de lo que sería el electropop.

De ahí en más, con algunos cambios en la formación, Kraftwerk pasó a mostrar esa imagen estructurada y casi de juguete que conocemos hasta el día de hoy. Sus álbumes posteriores -«Radioactivity», «Trans-Europe Express», «The Man-Machine», «Computer World» y «Electric Café»- tuvieron un interesante balance entre mantener lo que habían logrado en aquella primera incursión con las máquinas y continuar esa conquista del mundo electrónico sumando siempre algo nuevo.

Florian Schneider

La influencia que tuvieron en la música es imposible de medir. Fueron influencia directa de la creación de géneros como el hip hop y la música electrónica general pero su alcance llegó a todo tipo de terrenos. El asombro que generaban cambió la mente de muchos músicos y alentó revoluciones musicales qué, probablemente, no hubieran existido de no haber sido por su rebeldía y su deseo de crear algo realmente distinto.

«Electric Café» fue el último álbum propiamente dicho de la banda que sigue vigente hasta el día de hoy y que tuvo algunos lanzamientos más en el medio incluidas varias compilaciones. Schneider se fue de la banda en el 2008. Desde el entorno aseguran que se trató de cierto desencanto por la dinámica del grupo y su deseo de perseguir otros objetivos personales.

Pero su legado nunca se habrá ido. Estará ahí, siempre.