Impecable noche de progressive house en la primera edición de We Are Lost Argentina

Impecable noche de progressive house en la primera edición de We Are Lost Argentina

El festival comandado por Guy J desembarcó en Buenos Aires.

Artículos | Por DJ Mag Latinoamérica | 27 de febrero de 2020

Texto: Rodrigo Mendez
Fotos: Gonzalo López y Walter Paz

La cita es el We Are Lost, la edición argentina del festival de progressive house del sello Lost&Found. El lugar indicado son las terrazas de los predios Oasis y The Bow. Los anuncios prometen 10 horas de música electrónica y estamos en camino para comprobar de qué se trata. El coctel ofrecido incluye a los israelíes Chicola, Guy Mantzur, Khen, Sahar Z, Roy Rosenfeld, Stereo Underground y, por supuesto, Guy J. Imperdible.

El ingreso es ordenado y los autos se pueden estacionar dentro del predio costero: a diferencia de los taquilleros Mandarine Park donde los vehículos deben quedar afuera, hoy nos aseguramos la tranquilidad de saber que el coche queda entre rejas.

Entramos. Rumbo a la pista madre del evento, emplazada en Oasis, escuchamos como un eco taladrante proveniente de la zona de The Bow los tentadores kicks de Chicola. Al asomarnos por uno de los pasillos, vemos a un gran número de fanáticos deleitándose con su música, que es efectiva y hace bailar a la muchedumbre apostada en el patio de la reconocida disco. Nos tienta quedarnos a escuchar a un número 1 como es Chicola, pero continuamos hacia nuestro objetivo.

we are lost festival

Llegamos a Oasis y allí rebotamos contra una marea atiborrada de jóvenes que intentan bailar superpuestos uno de otros, con el atenuante de que las brisas que provienen del Río de la Plata traen alivio a los danzantes. Nos aventuramos hacia el escenario y una vez allí levantamos la vista: Al mando de las bandejas está Sahar Z, comenzado la segunda mitad de su set. El dj y productor israelí mantiene hipnotizada a la gran masa con sonidos melódicos. Como un encantador de serpientes de su tierra natal, el artista suelta sonidos a todo volumen haciendo bailar a los presentes como la flauta que eleva de la canasta a las víboras seducidas. Corrientes de África y el Líbano inundan la terraza como ráfagas de buen gusto y éxtasis sensorial.

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Llega el turno de Roy Rosenfeld. Nacido en Jerusalén, Roy rompe la calma impuesta por el declive del final de Sahar Z y comienza un cuento musical que a poco de iniciar incluye su reciente y afamado track «Hypnosa de la Rosa». Pero, aunque la travesía sea molesta, debemos regresar a The Bow, donde ya se encuentra haciendo de las suyas Khen. A fuerza de perdón, permiso y gracias, nos trasladamos con rumbo al sur y así llegamos al patio del club nocturno por excelencia de los sábados porteños.

Khen somete a la masa con su estilo somnífero, de calidad y viajador. En la oscuridad de la noche, cientos de jóvenes combinan tragos con aguas minerales y bailan bajo los efectos de este dj, uno de los artistas de música electrónica de mayor evolución en los últimos años. El clima acompaña y el espacio para la danza es más amplio y los clubbers se ven más felices, sin debatirse en pequeñas batallas cuerpo a cuerpo a las que se ve obligado a librar el público de la pista principal, cada vez más concurrida. Claro, es que allí en pocos minutos aparecerá en escena el dueño de la fiesta. Y nadie quiere perdérselo.

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Al cumplirse las 4 de la mañana, Guy Mantzur emerge sobre las bandejas relevando a Khen. Su música brilla: ritmos quebradizos, efectivas melodías y bombos explosivos en el último número de la noche en Oasis. Mantzur se anima a desafiar al líder del sello Lost&Found, que desde el otro lado también agita a la multitud en el inicio de su set. Es la contra fiesta al dueño del circo y vale la pena ser parte de ella, al menos por un rato. El DJ y productor israelí confecciona un torniquete musical que evite el abandono de su pista, pero a medida que la noche comienza a aclarar el éxodo se hace inevitable. Y finalmente también nosotros migramos hacia la gran atracción.

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La mayor fiesta de progressive house en mucho tiempo, por renombres, organización, clima y buen ambiente, ingresa en su inquietante final. El padre del festival y aglutinador de todos los israelíes anteriores zarandea la terraza de Oasis con gente predispuesta a festejarle con baile y sonrisas cada una de sus propuestas. Banderas argentinas que le muestran el cariño del público local parecen encender aún más a Guy J, este ser extraordinario caído como de otro planeta con el legado de hacer feliz a la gente. La logia amante del progre le reza a este iluminati de la electrónica con gafas negras, a través de las cuales filtran la luz de la mañana de martes en sus ojos. Luego de dos horas y media electrizantes, aparecen en escena escoltando a Guy J los restantes artífices del We Are Lost. Todos saludan con reverencias y los aplausos retumban a orillas del río de la plata. Un nochón. Entre tanta adrenalina nos perdimos, y como indica el sello de la fiesta, nos encontramos. Para darle forma al primer gran festival porteño del 2020.