Hace una semana comenzaron a levantarse rumores entre los fans de Kraftwerk en Argentina sobre la cancelación del show de la banda en el Luna Park tras la suspensión de venta de entradas, hecho que, de consumarse definitivamente, se sumaría a la fatídica lista de prohibiciones que el género está vivenciando no sólo en Argentina sino también en el mundo – mientras que en el lado opuesto de las circunstancias en ciudades como Berlín, Viena y Chicago se considera a la música electrónica como parte de la cultura local.
Kraftwerk, proyecto multimedia comenzado en 1970 por Ralf Hütter y Florian Schneider, logró revolucionar al mundo con sus técnicas musicales y los instrumentos electrónicos utilizados, al igual que las experimentaciones realizadas, siendo de gran innovación para la época sentando las bases para lo que fue el desarrollo del género de la electrónica, influenciando toda una gama de géneros musicales desde el electro al hip hop.
Los precursores del género que anteriormente visitaron la Argentina en tres oportunidades -en 1998 y 2004, en Obras; y, en 2009, abrieron el show de Radiohead en el Club Ciudad-, se consagraron mundialmente gracias a un espectacular show 3D que, a partir de los comentarios que han recibido de parte de la crítica internacional, es una verdadera «Gesamtkunstwerk” -una obra de arte. Sin embargo, en esta oportunidad, la banda podría no llevar a cabo su performance en el estadio Luna Park debido a que el show, que mucho se aleja de una fiesta electrónica masiva, ha sido suspendido por la Dirección General de Habilitaciones y Permisos (DGHP) a partir de una medida dictada por el Juez Ezequiel Lisandro Fastman. La medida prohíbe los eventos masivos de música electrónica dentro del ámbito de la Capital Federal, equiparando al concierto de Kraftwerk con una fiesta electrónica y no como un espectáculo público.
En el comunicado oficial emitido por la productora Move Concerts, se informa que, en el mes de julio de este año, el Gobierno de la Ciudad le otorgó el permiso para comenzar con la venta de entradas que, hasta minutos antes de la suspensión, había alcanzado el 70% pero fue suspendida de acuerdo a una notificación de parte de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad (AGC) oficializando la –esperemos, temporaria- inhabilitación para realizar el show.
En esta inhabilitación abunda la ignorancia, es inaudita y no tiene justificativo alguno pues concebir el nexo causal entre prohibir un concierto de música basándose en el lamentable antecedente de la muerte de jóvenes por consumo de estupefacientes se hace difícil de sostener. En este sentido, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires representado por el Juez Fastman generaliza y asocia el desgraciado fallecimiento de los cinco jóvenes ocurrido en Time Warp Buenos Aires el pasado abril con la música electrónica, y no sólo eso sino que con esta prohibición asocia la presentación de una banda aclamada en el mundo con una fiesta electrónica. Un concierto audiovisual 3D no es lo mismo que una fiesta electrónica masiva.
Prohibiendo no se llegará a ningún lado. Sí tomando precauciones que deben generalizarse y no sólo encasillarse en la música electrónica. La prohibición no es avance, la prohibición es retroceso pues prohibir el show de Kraftwerk demuestra el atraso cultural de aquellos que nos representan.
Con esta realidad pesando sobre nuestras espaldas, los únicos que salen perdiendo son los fans quienes, en las últimas horas, se están haciendo escuchar en el cyber mundo, inclusive -como ocurrió con fabric– se comenzó una campaña en change.com.
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