En un predio ya conocido para los fanáticos de la música electrónica, la marca de cervezas montó un espectáculo de calidad a pocos metros de donde Hernán Cattaneo realiza sus famosos conciertos al atardecer. La propuesta no estuvo basada solo en brindar buena música, sino que se atendieron otros intereses como gastronomía, espacio de compras, looks, limpieza energética y hasta lecturas del futuro a través del oráculo. Todo con artistas internacionales tocando en el escenario principal.
La apertura desde las cuatro de la tarde estuvo a cargo de DJ Karen y Pabels, aportando el talento local para el inicio del evento. En el momento de transición del día a la noche fue el turno del español Arodes, quien elevó la temperatura de la pista con sacudones de baile y preparando el ambiente para la aparición de los headliners.
Y llegó el turno de Jam Blomqvist. No estamos hablando de un dj convencional. Este alemán conjuga lo mejor de los géneros existentes para interpretar en vivo sus propias creaciones electrónicas, pariendo un deep melodic techno de altísima calidad, inmersivo, que lleva progresivamente al público a adentrarse en un viaje sensorial. Nada de eso falló y las más de cinco mil personas latieron al compás de sus tracks, siempre vocalizados con su especial timbre y dejando la certeza que su espectáculo es una de las experiencias más solicitadas del momento. Sus tres años seguidos en el Coachella y los cinco al hilo en el Burning Man dan cuenta de su estatura.
El cierre no pudo estar mejor pensado. Luego del éxtasis de Blomqvist, irrumpió en escena Sebastian Leger. Old School y su imbatible repertorio de house con fuertes bombos y explosiones, para cruzar la medianoche a pocos metros de los gigantescos pabellones de Ciudad Universitaria, buscando el final de un sunset que lo tuvo todo.