Lisa Bella Donna: Haciendo escuela

Lisa Bella Donna: Haciendo escuela

Esta norteamericana multifacética transita su camino en la industria musical desde hace décadas…

Artículos | Por Hernan Pandelo | 09 de septiembre de 2020

Un martes de agosto, por la mañana, nos comunicamos con Lisa Bella Donna a través de la cada vez más utilizada aplicación Zoom. Nos atiende rápidamente y la imagen que nos devuelve nos deja ver una decena de sintetizadores detrás suyo, de todos tipos, tamaños y colores. No es una sorpresa para nosotros. Lisa Bella Donna es una de las palabras más autorizadas que tiene la industria de los sonidos sintetizados y por eso estamos por hablar con ella.

Tras una larga búsqueda de identidad en la industria de la música, Lisa ha encontrado su lugar y lo disfruta como el primer día. Convertida en artista, compositora, consultora e interprete, es una eminencia de la síntesis y, entre otras de las tantas cosas que grafican su estatus dentro de la industria, trabaja asesorando a Moog a la hora de crear nuevos equipos. Un sueño.

Luego de una aparición en el sello discográfico Live Acts de la productora argentina Omnia con su “Oddysey EP”, fuimos a hablar con ella sobre el gran presente que está viviendo. Desde su casa en los Montes Apalaches, donde se mudó con su hija de nueve años tras la elección de Trump, contestó nuestro llamado…

Hola, Lisa. ¿Cómo estás?

“Estoy muy bien. Estoy en mi casa, en los Montes Apalaches. Estoy viviendo aquí hace unos tres años. Estoy muy bien, por suerte. No estamos en una cuarentena estricta pero no estoy yendo a muchos lugares, más que al supermercado. Donde vivo bastante campestre. Así que hacemos cosas al aire libre como ir al rio o al bosque, y no tenemos mucha gente a nuestro alrededor. Así hemos estado viviendo en general…”

Tienes bastante suerte.

“Si, claro. Cuando Trump fue electo, pensé ‘Ok, tengo que irme de la ciudad’. Ya tenía ganas de irme al campo desde hacía tiempo, que es de donde soy originalmente. Soy, más o menos, de esta área donde me encuentro ahora. Es muy tranquilo y me puedo concentrar y trabajar.”

¿Ha sido una buena decisión? ¿Ha colaborado en la creatividad?

“Oh, sí, definitivamente. Es hermoso estar rodeada de árboles, de poder ver a mi hija jugar… Tengo un espacio para hacer fogatas que veo desde la ventana. Es un pacífico por aquí. Antes de vivir aquí, yo estaba viviendo en el pleno centro de la ciudad, con ruidos todo el tiempo. Quería un lugar donde mi hija pueda disfrutar un poco más a esta edad. Falta mucho para que sea adulta.”

¿Y qué ha pasado con la pandemia? ¿Has perdido algunos proyectos?

“Si, claro. Tenía un año repleto de viajes y, ya sabes, hubo que cambiar todo. Los viajes son una parte fundamental de mi vida, ya sea con algunas fechas o clases, así que ha sido algo completamente diferente. Estar aquí intentando hacer que las cosas sucedan sí que es algo diferente.”

¿Y qué cosas has estado intentando?

“Más programación, beta testing, desarrollo de productos, haciendo algunas asesorías… Empecé a dar muchas clases online, lo que fue muy bueno. Hago bastantes masterclasses y algunos tutoriales privados para estudiantes de todas las edades, completamente diferentes, desde novatos hasta profesionales del sonido. Los ayudo desde la programación hasta elegir el sintetizador correcto para su set up y lo que tienen. Y una de mis actividades favoritas es hacer música. Grabar álbumes. Y el año pasado fue un gran año para mí. Lancé 11 álbumes de larga duración. Algunos son incluso más largos que lo que uno llamaría larga duración. Era algo que quería hacer por mí y para mí. Tenía que hacer un poco de todo lo que pregonaba con las clases y demostraciones. Eso me hizo pensar muchas cosas. Me di cuenta que no hacía lo que realmente me gustaba, la mayoría de las veces, que es componer y grabar. Así que decidí empezar a generarme los espacios y conseguir el flow necesario para logra cosas que me gustan.”

“El año pasado fue un gran año para mí. Lancé 11 álbumes de larga duración. Algunos son incluso más largos que lo que uno llamaría larga duración. Era algo que quería hacer por mí y para mí.”

¿Y dar ayuda o consejos es algo que te sirve a la hora de hacer tus propias composiciones?

“Si, claro. De una manera muy positiva. Para ser honesta, nutre ambos lados de mi expresión y ha sido muy importante para mí el hecho de poder hacer eso. Claramente, ambas cosas afectan al otro costado. Estoy muy agradecida de poder hacer ambas cosas.”

¿Y ahora empezaste a hacer clases uno a uno durante la pandemia?

“Si, no había hecho muchas clases con solo un alumno. Había hecho, pero muy pocas veces. La mayoría de las veces eran universidades, conferencias o exposiciones como Superbooth o Moogfest, donde iba y enseñaba cosas y hacía demostraciones.”

Queremos saber cómo llegaste hasta dónde estar ahora… Tu tía tuvo que ver, ¿verdad? ¿Cómo fueron esos primeros pasos?

“Bueno, mi tía era una cantautora de música country. Ella tocaba la guitarra, pero tenía un órgano gigantesco en su casa. Era fascinante para mí. Se escuchaba muy fuerte, era algo muy poderoso. Yo tenía unos tres años y ya estaba obsesionada con la música. Esto era por los años setenta, yo escuchaba música como Black Sabbath, Aerosmith o Deep Purple. Rock pesado, ya sabes. Todo lo que sonaba fuerte y pesado, me gustaba. Así que ese órgano fue la semilla… Después, a medida que pasaron los años, probé con la batería y la guitarra, pero no tenía la oportunidad de tocar teclados o sintetizadores. Crecí en un ambiente bastante pobre.”

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¿Era difícil poder tocar ese tipo de instrumentos?

“¡Muy difícil! Pero a los 13 o 14 años tuve mi primera banda de rock pesado. Ensayábamos mucho y, una vez, un veterano de Vietnam se acercó a nuestro garaje y nos dijo que sonábamos muy bien. Y me señaló y me dijo: ‘Tú necesitas un órgano. Tengo un órgano increíble. Si lo quieres, te lo puedes llevar a tu casa’. Así que fui a su casa con mucho miedo y, cuando entré, había allí un sintetizador Orbit, de esos que tenían tres teclados. Y cuando toqué eso, me cambió la vida. Tenía un grabador de cassettes, así que podía hacer partes de las canciones, frenar, pensar en otra cosa, grabar de nuevo… Y, con el tiempo, me compré otro reproductor de cassettes y tocaba esa cinta en el reproductor y la pasaba por el órgano. Ahí es cuando empezó. Y ya, para cuando tenía 15 años, empecé a trabajar con intérprete, para sobrevivir, en bares y clubes.”

“Me armé mi propia escuela. Iba a la sección de los discos y agarraba uno cada día, sin saber qué agarraba, y trataba de aprender algo de cada uno. Fue una manera muy libre de aprender sobre música. Leí cientos de libros sobre compositores clásicos.”

¿Y en algún momento tomaste clases como las que das hoy en día?

“No, tenía la biblioteca. Iba allí todos los días. Me llevaba unos cuadernos y los llenaba de información. Me armé mi propia escuela. Iba a la sección de los discos y agarraba uno cada día, sin saber qué agarraba, y trataba de aprender algo de cada uno. Fue una manera muy libre de aprender sobre música. Leí cientos de libros sobre compositores clásicos.”

¿Y cómo llegó el momento de dar clases?

“Bueno, eso llegó mucho tiempo después. Desde ese primer momento en que iba a la biblioteca hasta las masterclasses, hubo una carrera de unos 25 años trabajando en bares y componiendo jingles, viajando como baterista de jazz…”

Primero fue la batería, entonces.

“Así es. Batería y guitarra… Hice muchas sesiones de estudio con eso. Para cuando tenía unos veinte años me compré mi primer ARP 2600 y todo cambió. Si bien yo trabajaba haciendo otra música, llegaba a casa y desconectaba el teléfono. Era la época donde no había internet ni celulares. Dejaba el teléfono desconectado y me perdía por días enteros. Solía tener unos tres días libres a la semana y me los pasaba despierta, en el estudio, programando el ARP. Así que, fueron unos veinte años haciendo eso y, en el camino, fui conociendo gente, generando algunas conexiones, ciertas impresiones en la gente de la industria… Y de las demostraciones de jazz y composición, me fui yendo al costado más técnico y empecé a trabajar con fabricantes respecto a sus productos. Es algo muy divertido. Todo tiene que ver con los gustos, no hay muchas reglas. Eso lo hace tan divertido. Puedes conectar con la gente de maneras muy particulares, muy personales. ¡Es música! Son sonidos… Eso me inspira mucho a seguir haciéndolo.”

¿Y qué pasó con el mundo digital? ¿Cómo viviste esa evolución desde el mundo analógico al presente sobrecargado de información y con todo al alcance de la mano?

“Creo que es genial. Me parece que el objetivo es ser creativo y tener cierta circulación al respecto. Ahora, la tecnología ha avanzado al punto en donde eso es una posibilidad real y, sí, hay una parte de mí que extraña los tiempos más simples pero, al mismo tiempo, tengo veinte secuenciadores. No tenía eso en los noventa. Tenía un secuenciador ARP y un Oberheim DS2, eso es todo. Y ahora tengo tantas cosas al alcance de mi mano, ¡incluido mi ordenador!”

Y cuándo trabajas en tu propia música, ¿existen algunas reglas que te impones respecto a qué usar?

“Sí, por supuesto. Me gusta no ponerme reglas, obviamente, pero también me gusta ver si puedo obligar a mi cerebro a trabajar con algo puntual. Amo usar cintas reel to reel, por ejemplo. A veces, me propongo usar ocho canales y, definitivamente, eso desarrolla otro tipo de flujo de inspiración y otras intenciones. A veces, elegir solo un par de sintetizadores o, incluso, uno solo. Toda esa circulación me parece muy importante. Hago eso bastante seguido.”

¿Y tienes una rutina con horarios?

“No, es algo que se va dando. Llegué a este punto de mi vida en el que estoy aquí dentro, en el estudio, por varias horas, haciendo muchísimas cosas. El objetivo máximo por estos días es expandir mi flujo de trabajo. Ahora, mi mayor objetivo es instalar una mesa de mezcla de 64 canales, que son dos que se sincronizan. Y haré otro nivel donde iría el ordenador, la placa de sonido y algunas otras cosas. La idea es poder trabajar en paralelo con diferentes proyectos en cada una de las mitades, dependiendo lo que esté disparando desde los sintetizadores o desde la computadora con cosas de mis clientes, algo que ahora funciona diferente porque tengo que estar cambiando las rutas cada vez que cambio el objeto de mi trabajo. Y como mi estudio no es tan grande, es algo que estoy esperando poder hacer. Estoy muy contenta y agradecida de poder hacer algo así. No siempre fue el caso.”

¿Y tu hija entra al estudio contigo? Tú estabas interesada en la música a las tres y ella ya tiene nueve…

“A veces. Lo último que lancé, más allá de ‘Odyssey’, es un álbum llamado ‘Pilgrimage’ y ella me ayudó a conceptualizarlo. Tocó algunas cositas en él. Toca un poco pero no tiene un interés real, a decir verdad. Escribió algunos conceptos en mis libros de notas, sobre la naturaleza y cosas así, así que hicimos un álbum basado en esas historias. Fue muy divertido.”

¿Y toda tu música siempre lleva un concepto detrás?

No siempre pero sí estoy muy conectada con la naturaleza. Me inspira mucho la Madre Naturaleza y vivir en ella…”

¿Y qué hay de “Odyssey”, el nuevo lanzamiento en el sello Omnia Records?

“Fue lanzado para la misma fecha en que lancé este último que te estaba contando. ‘Odyssey’ tiene mayormente tracks grabados en vivo, no en conciertos, pero si grabados en tomas en directo. Salvo uno que sí tiene algunos agregados para agregarle un poco de color.”

¿Y cómo llegaste al sello?

“Me empecé a comunicar con ellos después de reunirme con Ernesto Romeo. El año pasado, para esta época, protagonicé el opening de la fundación Bob Moog así que hice un set de unos 90 minutos que fue increíble. Fue todo un honor. Y ahí conocí a Ernesto, y conectamos inmediatamente. Así que, a través de él, fuimos conectando mis colecciones musicales a algunos de sus conocidos y así se fue dando. Desarrollamos una gran relación de respeto y cariño por la música que hacemos. Estoy muy orgullosa de estar incluida en lo que hacen y quiero ayudarlos de todas las maneras que pueda. ¡Quiero ir a visitarlos! Quiero conocer la cultura y amo como todos los que me hablan desde esa región tienen tanta pasión y tan sinceros.”

¡Y debes ir a conocer el increíble estudio La Siesta del Fauno de Ernesto!

“Oh, sí, por supuesto. Hablamos el mismo lenguaje. Él ha estado en la movida un poco más tiempo que yo pero yo también ya tengo mis años de experiencia. Me encantaría ir a Argentina e intercambiar esas culturas y, poder encontrar una expresión más profunda de lo que el país busca con la música electrónica en general. Mi música electrónica es un poco outside the box, no uso tantos beats y puede ser un poco más lineal.”

¿Te gusta dividir a la música así en términos de beats para el club y lo que tú haces?

“Creo que depende un poco de lo que esté pasando alrededor. Cuando toco en vivo, depende de la audiencia. Si siento que se están aburriendo, o no están sintiendo mis sonidos atmosféricos, les voy a poner algunos beats. No solo no tengo problemas en hacerlo sino que también es algo que me gusta hacer.”

Tocar en vivo es una parte importante de tu carrera…

“Muy importante. Extraño mucho poder hacerlo.  Siempre es todo un embrollo con los viajes y las preparaciones, y el hecho de que siempre te presenta algún desafío; pero tiene una conexión inmediata que es única, ya sea con el público o con otros músicos que estén sobre el escenario conmigo.”

¡El mundo real!

“Totalmente. Es lo que más extraño debido al coronavirus. Tenía un buen equilibrio entre mis viajes y mi pequeño santuario para seguir trabajando en mis discos. Y, ahora, es un poco diferente. Es un poco extraño permitirles a todos que entren a mi estudio, aunque sea virtualmente, porque es un lugar muy personal.”

Para cerrar, ¿en qué estás trabajando?

“Siempre estoy trabajando en algo pero lo principal es poder definitivamente abrir el flujo de trabajo en el estudio. Mis próximos álbumes, definitivamente, van a ser 100% analógicos y mezclados en vivo. Eso va a ser muy emocionante. Siento que va a cambiar cómo suena mi música porque, como en la síntesis, trabajar en la mezcla es una acción muy física y mental que tiene que estar balanceada. Estoy muy entusiasmada. Y, en principio, mi hija vuelve a clases en unas semanas, así que voy a poder tomarme el tiempo en el estudio.”

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