En la intersección entre la brutalidad del techno y la espiritualidad del ambient, ANNA ha encontrado su verdadero eje. Su música equilibra la potencia del dancefloor con una profundidad emocional única. Desde el club de su padre en São Paulo hasta los escenarios de Coachella y Tomorrowland, su trayectoria demuestra que la electrónica puede ser tanto visceral como trascendental.

Ahora, ANNA regresa a Buenos Aires después de más de un año sin pisar suelo argentino. Su última serie de presentaciones en el país incluyó paradas memorables en Mandarine Park con Drumcode, Crobar Buenos Aires, Palacio Alsina en Córdoba y Club Koi en Mendoza, dejando una huella imborrable en la escena local. Pero su evolución no se detiene, y este regreso promete una nueva versión de la artista, con un sonido más profundo y matizado.

Pero si hablamos de evolución, Buenos Aires también tiene sus propias historias que contar. En esta ocasión, dos talentos locales acompañan la llegada de ANNA y son reflejo del crecimiento de la escena argentina.

Paula OS es mucho más que una vocalista. Su propuesta en vivo es un viaje sonoro en el que confluyen el ambient, el downtempo y el progressive house, con influencias que van desde Radiohead hasta Jon Hopkins. Su presencia en los lineups más selectos de la escena underground la ha consolidado como una de las artistas más auténticas del circuito.

Por otro lado, Lucas Blumen continúa ganando terreno con su sonido. Su reciente colaboración con NonCitizens en Somebody (Just Like You) marcó su debut en el sello Selador, mostrando una faceta más profunda y emotiva de su producción. Su futuro en la escena es cada vez más prometedor y ya empieza a notarse en el impacto de sus producciones, que resuenan en sets de renombre y lo posicionan como un talento en ascenso.

El regreso de ANNA a Buenos Aires no es solo una fecha más en el calendario. Es un reflejo del crecimiento de una escena que sigue reinventándose y atrayendo a artistas de talla mundial. Es la confirmación de que el techno y el melodic house encuentran en esta ciudad un hogar donde evolucionar y expandirse. Y sobre todo, es una oportunidad para conectar con el pulso vibrante de una comunidad que sigue bailando, explorando y redefiniendo los límites del sonido.