El argentino Juan Hansen vive un gran momento en su carrera. En un año donde su show en directo llegó a las discotecas de Buenos Aires e hizo bailar a miles de clubbers y sus producciones vieron la luz a través del icónico sello de John Digweed Bedrock, no piensa parar. Hablamos con él para conocer sus sensaciones, cómo se metió en el mundo de los DJs y qué planes tiene de aquí en más…
Hola, Juan. ¿Cómo estás?
“Bien. En el estudio, en mi casa. En mi bunker de batalla.”
Contanos un poco cómo es un día a día de Juan Hansen… ¿Tenés cosas regulares que hacer a diario o sale lo que sale?
“Tengo cosas regulares pero estoy 24/7 en el estudio. Es hacer música todo el día.”
Estás viviendo un gran presente. Contanos un poco cómo llegaste hasta este lugar. ¿Cómo te sentís vos con este presente y cómo creés que llegaste hasta acá?
“Estoy viviendo un gran presente. No es que siento que hace años esté viviendo esto. Ahora tengo mejores lugares para tocar, más grandes, con más gente… Me gusta poder sonar en sistemas de sonido en espacios que suenen más potentes que en los lugares dónde solía tocar hasta hace algunos años. Pero, ¿cómo llegué? No lo sé. Haciendo siempre música nueva para que la poca gente que empezó a escucharme siempre tenga sorpresas y sepan que yo trabajo para eso y que hay un trabajo muy grande detrás de cada show.”
¿De qué se trata el show? Te vas metiendo en el circuito nocturno sin ser DJ… hacés otra cosa.
“Hoy en día se habla mucho del término ‘live act’, el cual me gusta. Un poco lo que engloba eso tiene que ver con hacer música electronica pero con instrumentos tocados, donde hay más rol humano, donde hay un poquito más de juego con la improvisación y podés manejar en vivo desde una melodía hasta el largo del tema o un estribillo. El vivo te da un poco más de libertad en relación con una banda. He tocado en bandas cuando era chico y la verdad es que no tenés libertad a la hora de tocar. Nosotros íbamos a la sala de ensayo y ensayábamos una canción y teníamos que tocarla tal cual, si o si.”
No había lugar para el desarrollo in situ.
“Totalmente. Y, ahora, lo que estoy haciendo, lo que más importancia tiene para mi es eso: convierte el escenario en un salón de juegos y convierte a la experiencia en un lugar de improvisación donde yo realmente me puedo relajar. Y la gente ve eso y sufre conmigo, también, cuando pifio un poco un loop y lo tengo que corregir en el momento, por ejemplo. Ese sufrimiento del artista con el público está buenísimo.”
¿Cómo llegaste a este tipo de show que presentás?
“Vengo de bandas. De tocar batería, bajos y guitarras… Me fui de viaje hace ya cuatro años a Europa por primera vez y ahí vi muchos artistas tocando solos. Tocando de manera unipersonal. Algunos poniéndole play directamente a su celular y cantando arriba, otros con una mesa de dos por dos llena de aparatos… Mucha gente tocando sola. Y a mi siempre me gustó tocar instrumentos y ahí se me cruzó: ‘tengo muchas canciones hechas. ¿Por qué no las armo para un show de uno solo y salgo a tocarlas?’. Y volví para acá y un amigo me prestó un AKAI APC40, que hace muy fácil la tarea de disparar loops en vivo. Y con él armé mi set up. Primero, mucho con Ableton y, después, fui sumando más instrumentos. Hoy en día, uso el APC40, un NanoKONTROL2 chiquito que es súper barato y eficaz, un controlador MIDI Korg que se llama MicroKEY, un nuevo sintetizador de Yamaha que se llama Reface, y la guitarra que, cuando se puede, entra con amplificador y, cuando puede, va directo a la placa. Además, un micrófono y la computadora.”
¿Y cómo funcionan las variables ahí? ¿Vas sumando algo o lo dejás armado?
“Esto era un problema hace un año porque usaba otra placa de sonido con menos entradas y no era tan fácil sumar cosas rápido. Hoy en día, invito mucha gente a tocar y puedo ingresarlas muy fácilmente a mi sistema y meterlas dentro de mi mixer en directo.”
Tenés más posibilidades, más apertura…
“Por ejemplo, el otro día, a último momento, se copó un amigo, un gran guitarrista, Juan Pablo Lemu, que vino a tocar a Niceto y fue muy fácil. Como a mi siempre me sobra un canalcito, pude hacerlo entrar a mi sistema, hacerle un mix dentro de mi computadora y salir a improvisar con alguien más… Sin habernos juntado nunca.”
¡Qué interesante!
“Es lo más lindo. Hay mas error humano pero hay más calidez. Prefiero la improvisación total y que realmente sea siempre la primera vez.”
¿Y cómo ves la gente reaccionando en una situación más de club? ¿Cómo vivís el pasar de tocar en bares a clubes nocturnos?
“Yo creo que se recibió muy bien. De hecho, la última vez en The Bow, me la jugué a intentar hacer un experimento con videos de celulares que me pasaba la gente y, viendo los videos, que suelo no ver por los nervios, vi una reacción muy buena. Más allá de que sea un club totalmente pensado para DJs, creo salió muy bien y que la gente se siente atraída por instrumentos y por el hecho de que pasen cosas un poco más vivas arriba del escenario, y que no sea sólo una selección musical. Yo soy un gran fanático de los DJs y productores de todo lo que es la música electrónica -lo fui toda la vida- y no es que quiera desplazar a un DJ o decir que lo que yo hago es mejor. Absolutamente, no. Soy fanático de millones de DJs y lo que representa la selección musical de una noche.”
¿Y cómo se lleva lo técnico con el set up? ¿Al técnico de cabina de DJ le haces dar mucho dolor de cabeza?
“No, en The Bow estaban súper preparados. Sí me ha pasado de ir a tocar a lugares y que no haya nada de lo que yo necesito. Ni una mesa para apoyar las cosas… Pero esto fue súper profesional. Ya habíamos hablado de antemano, llegué y tenían una consola especialmente para mi, donde pude conectar todo mi set up.”
Y, personalmente, ¿cómo vivis este momento tan lindo y en sentís que tenés que hacer énfasis? ¿Qué cosas crees que vale la pena resaltar de tu propio show y cómo planteas tu estrategia en cuánto a como avanzar?
“Siempre hablando del plano creativo y musical, yo creo que lo importante es mutar. Si hay cada vez más gente que quiera escucharme, me parece importante poder darle siempre algo nuevo, mi lado más fresco. En mi laburo de estudio, una buena forma sería inspirarme y sorprenderme a mi mismo.”
Reinventarte
“Así es. Reinventarme siempre. Y más en este mundo tan apresurado y rápido. Es muy importante eso. Que la gente sepa que si quiere venir a verme, siempre va a ver algo nuevo y no va a estar lo que a ellos les gustó de un show anterior. Quiero plantearme eclécticamente y que no haya un límite para eso.”
Recién hablabas un poco del estudio. Acaba de salir una colaboración tuya con Jimmy Van M en el compilado “Live in Tokio” de John Digweed. Contame cómo es Juan Hansen el estudio…
“Es estudio es mi zona feliz. Es lo que más disfruto de mi vida. Con Jimmy congeniamos super bien. Hicimos algunos temas que apuntaron para Bedrock y estoy súper contento con eso. Además, conocí al alemán Hannes Bieger, que es un ingeniero en mezcla y mastering reconocido que está haciendo música y, por mi lado, en mi día a día, intento cerrar ideas para ver si plasmo, un poco más a futuro, algo más concreto, como puede ser un disco. Pero, todavía, muy relajado.”
¿Y ese eclecticismo del vivo también lo tenés en tus producciones?
“Sí, totalmente. Es algo que es difícil de mantener, a veces. La música que estoy haciendo está más ecléctica que nunca. Se está yendo para varios lados pero, mientras yo este feliz haciéndola, confío.”
¿Ves como un problema que se vaya para varios lados? ¿Hacés un análisis al respecto?
“Ese análisis viene después, tomando un cerveza, quizás. Cuando estoy haciendo música me desconecto, realmente. Me pongo a grabar y regrabar una guitarra, pasar un sintetizador por un amplificador y me olvidé casi hasta lo que estoy haciendo. Obviamente, yo soy bastante mental y tengo mis momentos de pensamiento y de bajar a tierra. Sería ignorante de mi parte no pensar en el dicho de ‘el que mucho abarca, poco aprieta’. Entonces, frenio y me digo: ‘Che, Juan. Tal vez, esto es demasiado’. Y, ahí, trato de enmarcar todo. No para achicarme a un solo estilo pero, de una paleta que tiene 127 colores, quizás la reduzco a la mitad. Más que nada, lo que me importa es que la gente reciba bien la comunicación de lo que hago. No me importa que lo que hago sea eclectico. Lo que más me preocupa, cuando estoy descansando y relajandome, es eso. Es cómo hacer para comunicarlo bien a la gente ya que quiero abarcar muchos paisajes sonoros.”
Claro… ¿Cómo es la forma para hacer que alguien que me escuchó en The Bow también me quiera escuchar en un bar?
“Tal cual. O algo más delirante que un bar, como tocar en la terraza de un museo y hacer algo totalmente experimental . Ahí hay un salto más grande…”
Tuviste alguna experiencia en un museo, ¿verdad?
“Uno de los primeros shows que hice fue en la terraza del Malba y fue para celebrar el aniversario 15° del museo. Se generaba una nueva exposición que se llamaba ‘Verboamerica’ y yo hice cuarenta minutos de música especialmente para eso, bien experimental. Eso fue mi puntapié y me fui cada vez más hacia el club. Eso me atrapó. Hoy en día, me gustaría hacer de todo. Desde volver al Malba a hacer algo así o sacar música para Bedrock súper de pista.”
Cerremos con tus planes para este año.
“Este año, se vienen cosas buenas. Voy a estar en Mutek con un gran amigo que se llama Sidirum, que es un productor de la hostia con el que hace como seis meses que nos venimos juntando, cuando se puede, a hacer música entre los dos. La idea es presentarnos ahí con esta música nueva y, después, empezar a viajar. Me gustaría poder llevar mi música a otros lugares donde todavía no me conozcan. Disfruto mucho las expresiones de las personas al verme y escucharme por primera vez. Estoy muy metido en el estudio terminando estos temas y, una vez que lo tenga más armado, empezaré a ver cómo hacer la difusión.”