Monolink presenta su costado más íntimo en The Beauty of It All

Monolink presenta su costado más íntimo en The Beauty of It All

Entrevista exclusiva con DJ Mag Latinoamérica sobre su nuevo álbum de estudio.

Artículos | Por Lucas Blumen | 20 de octubre de 2025

El productor, cantante y multiinstrumentista alemán Monolink presenta The Beauty of It All, su tercer álbum de estudio y uno de los más personales de su carrera. Compuesto por diez canciones originales, el disco es una exploración emocional profunda donde la introspección, la textura y la sutileza son protagonistas. Desde su aislamiento creativo en el campo hasta su búsqueda por reconectar con la esencia de la música, este nuevo trabajo refleja un momento de pausa, reflexión y redescubrimiento artístico.

Si Amniotic (2018) mostró una fusión natural entre lo orgánico y lo electrónico, y Under Darkening Skies (2021) expandió esa visión con un tono más oscuro y cinematográfico, The Beauty of It All aparece como una síntesis clara y luminosa: menos orientado a la magnitud del espectáculo y más centrado en la honestidad emocional. Con canciones como BeaconMesmerized o Promised Land, Monolink propone un viaje de regreso al corazón mismo de su sonido.

Este nuevo álbum transmite una atmósfera profundamente íntima y reflexiva. ¿En qué momento personal surgió The Beauty of It All y qué necesidad artística buscabas expresar a través de él? La idea de que la apreciación de la belleza debería ser algo central en nuestras vidas es algo a lo que volví una y otra vez antes y durante la creación de este álbum, y que todavía me interpela profundamente. Parece ser lo primero que se pierde en una sociedad moderna dominada por algoritmos, basada en la falta de atención y en hacernos compararnos constantemente. Creo que la capacidad de ver la belleza a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos es, de algún modo, clave para vivir una vida feliz.
Cuando comencé a escribir y grabar el álbum, acababa de regresar de una fase intensa de giras y me estaba cuestionando muchas de las cosas que hacía. Ya no amaba tanto mi propia música y, al mismo tiempo, sentía la presión de crear nuevo material para mis próximos shows. Así que finalmente frené y me tomé un largo descanso. Para reconectarme con el motivo por el cual hago lo que hago, y con lo que amo de la música. Quería volver a sentirme conmovido por mis propias canciones y hacer música que no tuviera otro propósito más que ese. Así fue como nació “The Beauty Of It All”.

Gran parte del disco fue escrito en aislamiento. ¿Cómo influyó ese retiro en tu proceso creativo y en el sonido final del álbum? Sí, totalmente. Quería salir de la ciudad y de mi propio estudio para poder concentrarme realmente en hacer música, sin distracciones. Mi amigo Toby acababa de terminar de construir un hermoso espacio de grabación en el campo, a dos horas de Berlín, así que parecía el lugar perfecto para mí. Al principio incluso me impuse una regla: no abrir ninguna canción ni proyecto a menos que estuviera allí, para mantener viva la esencia del lugar y la sensación que generaba.

También me recordó mucho a mi pasado: crecí en un suburbio de Hamburgo donde literalmente no había nada que hacer para los jóvenes, así que cuando mi amigo y yo descubrimos la guitarra y empezamos a hacer música, eso era todo lo que hacíamos. En cierto modo, hacer este disco me llevó de vuelta a esos tiempos. Dedicarse por completo al estudio fue lo mejor que pude haber hecho, y realmente me reconectó con la música que amo.

Si tuvieras que elegir una sola canción del álbum, ¿cuál sería y por qué? Diría que “Mesmerized” es la canción que reúne la mayoría de mis facetas musicales. Es una pieza de folk profundamente personal que se transforma en un paisaje sonoro cinematográfico y distópico de downtempo, para luego volver nuevamente a su punto de partida. De algún modo, me recuerda a mis últimos veinte años como músico. Pero también amo mucho “Promised Land”… ¡Es difícil elegir!

A lo largo del álbum se perciben guiños a distintas etapas de tu carrera —desde tus raíces acústicas hasta tus exploraciones electrónicas más profundas—. ¿Ves este disco como una síntesis de tu camino artístico? Sí, absolutamente. Por eso fue tan divertido hacerlo. Ya no sentía la necesidad de ajustarme a un sonido o género específico; simplemente quería combinar todas las cosas que amo de la música y ver si podían coexistir en un mismo disco. Creo que sí pueden, y me encanta lo versátil que resultó este álbum. Durante el proceso también volví a escuchar muchos de mis discos favoritos de todos los tiempos, canciones que, de algún modo, resistieron el paso del tiempo y siguen sonando relevantes y conmovedoras incluso 50 años después de haber sido creadas. Espero poder escuchar mi propia música dentro de 50 años y seguir sintiéndome conmovido por ella.

Durante la última década, lograste tender puentes entre la cultura de club y el formato de concierto. ¿Cómo imaginás que este álbum se trasladará al vivo y qué tipo de energía querés compartir con el público? Mi objetivo es encontrar ese punto justo entre rave y concierto, pero con aún más contrastes que antes. Creamos un nuevo diseño de escenario y un show de luces completamente renovado para sumergir al público en la música. Ahora también toco el piano en vivo, lo que aporta una capa adicional y muy estimulante, incluso para mí mismo. Quiero crear un espacio cálido donde las personas puedan conectarse y disfrutar de la música juntas, y realmente hacer que todo gire en torno a la experiencia de escuchar.

Cuando estabas creando este álbum, ¿imaginabas un escenario “perfecto” para escucharlo? ¿Dónde te gustaría que la gente disfrutara The Beauty of It All? El “escenario perfecto” probablemente sería el estudio en el que lo hicimos. Rodeado de quietud y nieve. Pero creo que puede escucharse en cualquier lugar, con un buen par de auriculares. Diría que es un álbum que requiere un poco de atención, eso sí —preferentemente con los ojos cerrados.

Con The Beauty of It All, Monolink se reencuentra con la esencia que lo define: la belleza en lo simple, la emoción como guía y la búsqueda constante de sentido en cada nota. El resultado es un álbum honesto, sensible y atemporal, que se distancia del vértigo de la inmediatez para reivindicar el valor de la contemplación.

En un mundo saturado de estímulos y algoritmos, Monolink nos invita a detenernos y mirar hacia adentro. The Beauty of It All no es solo un disco: es una declaración sobre el poder transformador de la música y la necesidad de volver a conectar con lo que realmente importa.